Esta era la segunda navegación del viaje. La primera había sido en Sorrento para navegar la Costa Amalfitana. Me fascina navegar, porque las percepciones desde el mar son diferentes a las de la tierra firme, el barco logra extraerme del mundo habitual, y el sonido del mar me convierte en una gran observadora. En particular, la navegación privada por la costa de Cinque Terre fue la diferencia que logró finalmente conquistarme.
¿Cómo armar esta navegación privada por la costa de Cinque Terre?
¿Lancha Taxi, dijo?
En estas tierras del norte el tour de un yate privado, como el que habíamos contratado en Sorrento, era bastante más costoso, pero como somos buenos buscadores de oportunidades encontramos una opción espectacular y privada para nuestro grupo: ¡lancha taxi!
Con la ayuda de Nico, el Capitán, decidimos que el paseo fuese así:
- Partimos desde La Spezia con destino a Porto Venere, allí descendimos para visitarla.
- Navegación privada por la costa de Cinque Terre: Riomaggiore – Manarola – Corniglia – Vernazza – Monterosso al Mare.
- Almuerzo en Vernazza
- Fin de la navegación en Bonassola
Seis horas de tour a €100 la hora con bebida incluida.
Contacto: Around Cinque Terre
Nos encontramos con Nico a las 10:00 horas en el Puerto de La Spezia. Tal cual lo preveíamos, por su predisposición a darnos sugerencias y a responder por mail a nuestras consultas, Nico es un tano muy simpático (será que estábamos lejos de Nápoles … cuak). A ver si adivinan ¿cual es?
Lástima… que aunque estuvimos un rato largo discutiéndolo, no pudimos convencerlo de que la pizza argentina es muchísimo mejor que la italiana.
1. Porto Venere, en el golfo de los poetas
Para esta navegación, había puesto todas mis expectativas en la imagen de cualquiera de las Cinque Terre vista desde el mar, y mucho antes de llegar me quedé sorprendida por un lugar que me distrajo de esa imagen esperada. Hasta ese momento no sabía que en realidad me iba a dejar encantada y muchísimo más que las mismísimas Cinque Terre.
Se trata de Porto Venere, la primera parada de la navegación. Pero antes de llegar a esta ciudad, que podría ser la sexta hermana del quinteto pero no lo es, dimos una vuelta manzana por la Isla Palmaria que pretendía distraernos con sus cuevas, y aguas de colores turquesas. De repente fuimos sorprendidos por La Madonna, una estatua de la Virgen María que protege el golfo y da su bendición a los navegantes recién llegados.
Fueron distracciones que valieron la pena porque todo lo lindo se hace esperar, hasta que al salir de uno de esos recovecos rocosos de aquella isla, llegó el turno del primer «Ahhhhhh» de este viaje.

Porto Venere
Porto Venere es una villa de pescadores, y se encuentra nada más ni nada menos que en el Golfo dei Poeti (Golfo de los Poetas), nombre bastante obvio porque fue allí donde varios poetas se inspiraron para sus trabajos literarios.
Ese rayadito vertical y colorido de los edificios de esta ciudad, es la característica más fotografiada de Porto Venere. Antiguamente estos edificios constituían una muralla defensiva, donde las puertas sobre el muelle conectan con las entradas posteriores, que dan a la calle principal pero sobre un nivel superior al del muelle. No cruzamos los edificios hacia el interior de la ciudad, pero caminamos hasta la punta de la península para entrar al mirador de la Iglesia de San Pedro.
La Iglesia de San Pedro está levantada sobre las antiguas bases del Templo de Venus (Diosa del Amor). Venus es Venere en italiano, y de allí recibió su nombre Porto Venere.

Iglesia San Pedro en Porto Venere

Así se ven las costas desde el mirador de la Iglesia de San Pedro
2. Cinque Terre ¡a la vista!
Como si la bandera italiana pintada en las paredes del acantilado, nos avisara que estábamos por avistar a la mismísima Italia representada en las Cinque Terre: un mix de cultura, naturaleza, y actividades locales que aún permanecen intactas.
El día anterior habíamos visitado las Cinque Terre por tierra y en este post: ¿Cómo enamorase de las Cinque Terre? cuento que no fue amor a primera vista, y la revancha de esta navegación privada me ayudaría a apreciar sus encantos y sin prejuicios.
En definitiva, si bien la imagen de Cinque Terre desde el mar era la foto que venía a buscar, creo que para enamorarse de Cinque Terre son necesarios pasar dos días en ellas. Cinque Terre no es la imagen de colores saturados y estridentes, sino que es más linda sin filtros. Aún así sigue siendo colorida, llena de vida y perfecta en lo imperfecto. Además ¿cómo no admirar a la población de cada pueblo que logró sacar lo mejor de una fisonomía tan rebelde? Esta condición natural que fotografiamos los turistas, es la de una Cinque Terre sincera y casi inmutable al progreso.
En la navegación desde La Spezia, las Cinque Terre aparecen en este orden: Riomaggiore, Manarola, Corniglia, Vernazza, y Monterosso al Mare.
En este partido el objetivo es que gane la realidad: Foto sin filtros 1 vs Foto saturada 0

Riomaggiore

Manarola

Corniglia
3. Almorzamos en Vernazza
Almorzamos en el cockpit del barco porque habíamos llevado provisiones, y porque en ese puerto no hay sombra, excepto la del restaurante.

Entrando al puerto de Vernazza

Monterosso al Mare
4. Bonassola
Desde Vernazza y timoneando un poco cada uno, zarpamos hacia el último rumbo fijado: Bonassola. La idea era hacer un tirón más por agua, y desde aquí caminar 3 kilómetros por la costanera hasta Levanto para allí tomar el tren a La Spezia y sin escalas.

Bonassola ¡a la vista! y fin de la navegación

Paseo costero en Bonassola

El túnel entre Bonassola y Levanto forma parte de esta caminata. Parece la «luz mala».
Ya sea en verano o con temperaturas más cálidas, Bonassola y Levanto son buenas opciones para alojarse y desde allí visitar las Cinque Terre. Resulta que ambas tienen la ventaja de contar con buenas playas y estar conectadas con el tren.
¡Este paseo está incluido en el itinerario que recorre a Italia durante 30 días!