El paseo por las plazas y fuentes de Roma nos sumerge en ese fanatismo arquitectónico romano por embellecer la ciudad, así como también en la pica entre los artistas. Este es uno de los circuitos más pintorescos para hacer en Roma, y a quien le gusta observar, hay muchos detalles para develar y dejarse seducir. Lo mejor es que no se necesita ningún ticket o tarjeta turística para disfrutar de este circuito entre las plazas y fuentes de Roma.
¿Desde dónde podés comenzar este paseo de las plazas y fuentes de Roma?
Consideré hacer este paseo comenzando por un extremo de la ciudad, para que al momento de finalizarlo estuviese ya camino a casa. Así arrancamos atravesando las murallas aurelianas de la puerta norte de la ciudad, con acceso directo a la primera parada:
1. Piazza del Popolo (Plaza del Pueblo)
Dicen que el origen del nombre es incierto, pero en realidad resulta bastante obvio. Una de las teorías sugiere que lo tomó de la Basílica Santa María del Popolo ubicada al lado de la Porta del Popolo, y construida por el popolo (pueblo), para dar paz al fantasma de Nerón que merodeaba por esos pagos.
En la parte opuesta de la plaza hay dos iglesias gemelas que marcan el conocido “tridente” de calles que parten de esta plaza, y atraviesan el centro histórico de Roma.
En el proyecto original las iglesias tenían que ser idénticas, pero por una cuestión de espacio físico a una de ellas le tuvieron que hacer una trampita arquitectónica para engañar al ojo. Es la Iglesia in Montesanto (a la izquierda del obelisco), que tiene la cúpula con una forma ovalada, detalle que puede apreciarse visitando su interior.
Al igual que en la Plaza San Pedro del Vaticano, colocaron este obelisco pagano dedicado al Dios Sol en medio de tres iglesias dedicadas a la Virgen María. Originalmente estaba ubicado en el Circo Máximo desde el año 10 a.C y fue trasladado a esta plaza en el 1589.
Villa Borghese
Sobre un costado de la Piazza del Popolo encontramos el ingreso Villa Borghese.
Sobre ese mirador se tiene una vista panorámica hacia la Piazza del Popolo, el Vaticano y parte de la ciudad.
Villa Borghese es un gran pulmón verde, es el parque más importante de Roma, y vale la pena visitarlo. Es inmenso, tiene 80 hectáreas, y encontramos que la mejor manera de conocerlo era tomando el «trencito de la alegría» por la módica suma de €3. Dio una vuelta bastante interesante en la que cruzamos fuentes, monumentos y lagunas artificiales.
Los romanos usan este parque como nosotros el Parque Tres de Febrero en Buenos Aires.
Dentro de la Villa se encuentra la Galería Borghese, que exhibe obras de Rafael y Bernini, entre otros. Seguramente sea una visita interesante de hacer para cuando pisamos Roma más de una vez. Una de las paradas fijas del trencito es la galería.
2. Fuente del Babuino
Regresamos hacia la Piazza del Popolo y salimos por la Via Corso, que es la calle comercial por excelencia de Roma. Un dato de color es que su nombre significa “caballo”, y en el siglo XV esta calle era el escenario principal de las carreras de caballos. Caminamos sólo un par de cuadras y doblamos a la izquierda hacia Via Babuino.
Esta calle une la Plaza del Pueblo con Plaza de España, pero para llegar a la famosa escalinata, primero quería conocer la fuente más fea de toda Italia, y me atrevo a decir que del mundo entero también.
La historia de esta fuente arranca en el 1570 con el Papa Pío V, quien ordenó su instalación para uso de los ciudadanos. Quería que estuviese decorada con la estatua de Sileno, un hombre mayor, gordo y muy conocido por sus excesos con el alcohol. Su pasión era el vino.
Se decía que cuando Sileno estaba ebrio poseía una sabiduría especial y el don de la profecía. Una vez un rey, que estaba ansioso por aprender de él, mandó a que capturen a este sabio, y para eso sus sirvientes le echaron licor a una fuente de la que él solía beber, y cuando lógicamente cayó «dormido» lo llevaron hacia el rey. Sileno le compartió una filosofía: “lo mejor para un hombre es no nacer, y si lo hace, entonces debía morir lo más rápido posible”. Bastante pesimista resultó.
El Babuino, estatua parlante
Lo real es que la representación de Sileno era (y es) tan pero tan fea que los ciudadanos comenzaron a compararla con la figura de un simio, y así nació ‘el babbuino’. Tanto a esta estatua como a otras de la ciudad, que también son bastante feas, se las conocen como Estatuas Parlantes. Los romanos demostraban su descontento a la arrogancia y a la corrupción de sus gobernantes, colgándoles carteles por las noches a estas estatuas, y de esta manera, la gente podía leerlos al día siguiente antes de que la policía los quitara. Humor romano…
3. Piazza di Spagna (Plaza de España)
Pienso en esta plaza y se me viene a la mente la escalinata, los desfiles de modelos y Valeria Mazza. Pero cuando estaba parada frente a la escalinata y vi lo larga que es pensé: “pobre las modelos, si se tropiezan y terminan haciendo sapito en la barcaza de Bernini”.
La Plaza España se llama así desde que la Embajada de España se instaló en el Palacio de España en el siglo XVII. La escalinata fue construida en el siglo XVIII para conectar la embajada española con la Iglesia Trinidad de los Montes.
Como era primavera tuvimos la tremenda suerte de verla decorada con azaleas fucsias y blancas. Con semejante producción, resultó la más linda de las plazas y fuentes de Roma, en este paseo.
La buena noticia es que se puede subir a la Iglesia de la Trinidad por medio de un ascensor. De frente a la escalinata, y hacia la izquierda, tienen que ubicar la entrada al subte de la línea B y caminar por el callejón, al fondo está el ascensor.
4. Fontana della Barcaccia
Se encuentra al pie de la escalinata de la Piazza di Spagna. Es la escultura de una barca construida en 1627, en memoria de la inundación del Río Tiber. Fue realizada por Pietro Bernini, ayudado por su hijo Gian Lorenzo Bernini que más tarde lo superaría en fama y técnica. Como en esa época no contaban con suficiente presión de agua, le encontraron la vuelta construyendo la barca ligeramente más abajo del nivel del suelo, y la adornaron con pequeñas corrientes de agua que salen de su proa y popa.
5. Piazza Barberini
No es nada extraordinaria, pero la conexión que existe en ella entre los nombres Barberini y Bernini nos obligaron a visitarla.
La Plaza Barberini fue construida por la familia Barberini, y cuyo palacio se encuentra justo enfrente. La gran conexión que mencionaba entre ambos apellidos es que Maffeo Barberini le encarga a Gian Lorenazo Bernini que reforme el palacio de su familia, y diseñe una fuente monumental que le aporte personalidad a la plaza. Lo más importante de esta historia es que Maffeo Barberini fue el mecenas de Bernini cuando se convirtió en el Papa Urbano VIII, el mismo que le pidiera la reforma de la Plaza San Pedro.
6. Fuente del Tritón y Fuente de las Abejas
Existen dos fuentes, ambas realizadas por Bernini, pero la más importante y la que cumplía con el objetivo solicitado es la Fuente del Tritón. Es el Dios del Mar e hijo de Poseidón, y en la mitología suele ser representado por el torso humano y la cola de pez. Está sostenido por cuatro delfines, y se ven las abejas símbolo del escudo heráldico de la familia Barberini. Esta fuente es abastecida por el agua del viaducto Acqua Felice (Agua Feliz), marcando de esta manera su punto final en el centro de la plaza.
La otra fuente se encuentra en la esquina opuesta, que es la intersección entre las calles Vias Venetto y Basilio. Se llama Fuente de las Abejas y sigue la temática del escudo heráldico de la Familia Barberini.
7. Piazza Quirinale
Este lugar es especial porque el camino nos lleva en una pendiente ascendente hasta donde sería la colina más alta de Roma. El gran edificio que la acompaña es el Palacio Quirinal construido como residencia de verano para el papado, pero luego de la unificación italiana (por el 1800) se convirtió en residencia real, y desde 1947 funciona como la residencia del presidente de la república. Todos los días a las 15:00 hs se produce el cambio de guardia.
En el centro de la plaza están las estatuas de Cástor y Pólux. Aparecen domando sus caballos, siguiendo la leyenda que cuenta que durante una batalla entre romanos y latinos, aparecieron ellos, dos extraños caballeros que llevaron a los romanos a la victoria.
8. Piazza di Trevi y su fontana
No puede faltar en este paseo la Fontana di Trevi, pero merece un cuento para ella sola.
9. Piazza Colonna
Sobre la Via Corso, y aunque uno esté papando moscas en la vidriera de Zara, es casi imposible pasar por alto esta plaza. Entre los edificios que la rodean se encuentra el Palacio Chigi, sede del Gobierno de la Nación. Pero lo más llamativo es su enorme columna de mármol que se encuentra ahí desde el año 193. Está dedicada al emperador Marco Aurelio, y los relieves helicoidales que cubren la columna representan los combates en los que el emperador participó ante los germanos.
Marco Aurelio fue considerado uno de los cinco buenos emperadores y apodado “el sabio o el filósofo”. Esto no tiene nada que ver con la columna ni la plaza, pero me resultó interesante que una persona que murió en el año 180 (por allá muy lejos) con 59 años, escribiera sus propias meditaciones. Conceptos que hoy día muchos no logramos naturalizar, algunos de ellos son:
- Limítate al presente.
- Nuestra vida es lo que nuestros pensamientos crean.
- Tienes poder en tu mente, no afuera. Se consciente de esto y encontrarás las fuerzas.
- Hace falta muy poco para tener una vida feliz; está todo dentro de ti, en tu forma de pensar.
- Un hombre no debería tener miedo a la muerte, debería tener miedo a no empezar nunca a vivir.
- Todo lo que escuchamos es una opinión, no un hecho. Todo lo que vemos es una perspectiva, no la verdad.
- Las personas estamos capacitadas para soportar todo lo que nos sucede.
- Y muchas más ….
10. Piazza della Rotonda
Tiene como protagonista el Panteón de Agripa, el cual visitamos.
11. Piazza Venezia
La Plaza Venecia es un centro neurálgico de la ciudad. A su alrededor pasan líneas de buses, tranvías, y subtes, además de estar a los pies del Foro Romano.
Su gran decorado es el monumento a Vittorio Emanuele II, conocido como el Vittorio. Para ser construido tuvieron que demoler casas, palacios, e iglesias vinculadas a las tradiciones romanas. Entrando al monumento se encuentra la llama dedicada al soldado desconocido, en honor a todos los soldados no identificados que perdieron la vida en la I Guerra Mundial.
El chiste romano es que el edificio es tan blanco que parece una torta de casamiento. Es un edificio tan destacado por su blancura que lo vemos desde cualquier punto panorámico donde nos encontremos. Este punto es un ícono al visitar la ciudad, y un referente en este paseo de plazas y fuentes de Roma.
12. Piazza Largo di Torre Argentina
Si bien entre los años 20 y 30 se comenzó a excavar este área y descubrieron cuatro templos del siglo III a.C., es un lugar que marca un hecho histórico muy importante para Italia, como es el asesinato de Julio César en el año 44 a.C., historia que conté en el paseo del Foro Romano.
13. Piazza Campo di Fiori
Esta plaza fue construida por el Papa Calixto III en una zona que había sido abandonada y cubierta por flores silvestres, de ahí toma su nombre. La intención era hacer crecer la zona con la construcción de edificios y palacios, por lo que se convirtió en un lugar de paso obligatorio de personajes importantes. Esto dio pie para instalar el mercado de caballos y en torno a eso aparecieron los talleres de artesanos, locales, y albergues. En la actualidad es uno de los lugares de encuentro para comprar por las mañanas productos frescos, frutas, verduras, flores.
A la hora que llegamos, ya no quedaba ni el loro. Se habían levantado los puestos y después de una movida así queda todo bastante mugriento. Así que lo único que pude contemplar de esta plaza fue su estatua, que recuerda el lado B del ex campo de flores. Resulta que este también fue el sitio donde se realizaban las ejecuciones públicas, como la del filósofo italiano Giordano Bruno, que fue quemado vivo en el año 1600 por hereje.
Era un visionario, apoyaba teorías que luego serían comprobadas años más tarde. Decía que el Sol era otra estrella más en el universo, y que la Tierra giraba alrededor del Sol. Pero no sólo lo quemaron por sus teorías sino por sus creencias religiosas. Todas sus obras fueron puestas en el índice de libros prohibidos por el tribunal del Santo Oficio. La estatua que lo representa mira hacia el Vaticano, y es un símbolo de la lucha por la libertad de las ideas y la condena al fanatismo religioso.
14. Piazza Navona
La Plaza Navona fue construida donde estaba el estadio de Domiciano (último emperador de la dinastía Flavia), conocido como Circo Agonal del año 85. Con casi 300 metros de largo, los romanos acudían a ver los “agones”, es decir, los juegos. Con el tiempo la palabra fue mutando de in agone a navone, y luego a navona. Cuando el estadio queda en ruinas se comienza a parcelar el predio, y se construyen algunos edificios en lo que era la zona de las gradas del estadio. La plaza se definió como espacio público y allí comenzó a funcionar la feria, que luego pasó al Campo di Fiori.
Con el Papa Inocencio X la plaza adquiere este aspecto barroco, y se construye la Iglesia Santa Inés en Agona en honor a una niña de doce años que fue torturada, porque que se había declarado cristiana, y se había negado a casarse con un pagano. La iglesia se encuentra en el lateral largo de la plaza, claramente visible, y al lado del Palacio Pamphilj (actual Embajada de Brasil). Esta fue una familia aristocrática y poderosa de Roma, de ahí salió el Papa Inocencio X.
A la plaza le faltaba la decoración, y para Roma el clásico eran las fuentes. Si había un experto sobre el tema en la ciudad, ese era Bernini. Pero … Bernini había sido el preferido del Papa anterior, Urbano VIII, por lo tanto Inocencio X “no se permitía llamarlo”. Y ¿quién era el famoso segundóN de Bernini? Un tal Borromeo.
Así fue que el arquitecto de los Pamphilj le pidió a Borromeo que desarrollara el proyecto. Su idea era realmente colosal, e incluía la construcción del acueducto que alimentaría a la fuente llamada “Los Cuatro Ríos”, en representación de las cuatro regiones del mundo conocidas. Pero el diablo metió la cola, y un amigo del Papa Inocencio X le dijo a Bernini que directamente hiciera la fuente, porque él mismo se iba a ocupar de que el Papa la viera. Se vienen dos preguntas: ¿de quién es la fuente que decora la Plaza Navona? y ¿cómo se llama la obra? ¡No se hable más!
15. Fontana dei Quattro Fiumi (Fuente de los cuatro ríos)
Esta fuente está situada en el centro de la plaza y fue realizada por Gian Lorenzo Bernini.
Representa los cuatro ríos principales del mundo: el Nilo (África), el Ganges (Asia), el Danubio (Europa), y el Río de la Plata (América), cada uno de ellos ubicados en los continentes conocidos de la época. Bernini agregó algunos objetos más al boceto de su “segundón” como el obelisco egipcio, especialmente traído a Roma por Domiciano para coronar esta fuente. En la cima del obelisco colocó una paloma de bronce, símbolo del Espíritu Santo y de la Familia Pamphilj. ¿Quién podría negarse a instalar semejante obra?
16. Fuente de Neptuno y Fuente del Moro
Hay otras dos fuentes menores ubicadas en ambos extremos de la Piazza Navona, una de ellas es la Fuente de Neptuno y la otra es la Fuente del Moro, ambas realizadas por Giacomo della Porta. La figura principal de la Fuente del Moro fue reformada por Bernini a pedido de Inocencio X, que no estaba del todo convencido con los delfines originales.
La Piazza Navona fue la plaza que más me gustó de todo el paseo. Será que llegué como por un pasillo y de repente se abría la panorámica de una plaza inmensa. Se sumaba que era de tardecita y los músicos desplegaban su repertorio y tarareaba alguna canción conocida. Los barcitos estaban llenos, y sobre las mesas se mezclaban las tazas de café y las copas de Aperol. Sería que me estaba despidiendo de Roma.