Creo Trastevere que es un barrio que debe enamorar a los mismísimos romanos: el empedrado, las casas antiguas, muchas convertidas en restaurantes, y el street art que hace del ambiente un lugar canchero. A este paseo le sumamos una caminata por la ribera del Tiber, río responsable de bautizar a este barrio como «los del otro lado». Como si fuera poco llegamos hasta el Parque del Gianicolo donde disfrutamos de una vista panorámica de Roma que nos mostraba todo lo que nos esperaba por conocer.
¿Qué visitamos en Trastevere?
Todo barrio tiene un punto de encuentro, un referente, y en Trastevere ese lugar es la Piazza di Santa María in Trastevere. Ahí mismo ya podemos tener una foto de lo que es este barrio si miramos sus edificios de colores, las puertas pintadas, los bares, las pastelerías, las callejuelas que se visten de sampietrini (el adoquinado típico de las calles de Roma y que toma el nombre de la Plaza San Pedro), los balcones, el street art, y la tranquilidad de encontrarse «del otro lado».
Allí también se encuentra la Basílica di Santa María in Trastevere, un edificio medieval y la más importante dedicada a la Virgen María. Fue fundada en el Siglo III por el Papa Calixto I cuando el cristianismo todavía era un culto minoritario.

Basílica di Santa María in Trastevere
Si entramos, basta con levantar la vista para quedar impactado por el decorado del techo y la cantidad de columnas, un total de 20 y todas diferentes, rescatadas de las ruinas de un antiguo edificio romano.
Regresando al mundo moderno, el street art decora el ambiente.
Caminando pasé por este banco y me saqué una foto, y recién al regresar del viaje investigué de qué se trataba esta escultura. Es denominada «The Homeless Jesus» y fue realizada por el artista canadiense Timothy P. Schmalz. La escultura sugiere que Cristo se encuentra con los más marginados de la sociedad, aquellos que no tienen techo. Se muestra completamente envuelto en una manta y el único indicio que revela que se trata de Jesús son las heridas visibles en sus pies. Es interesante saber que no sólo se encuentra en Trastevere sino en varias ciudades del mundo como en Dublin, Washington D.C., Singapur, Nueva York, Bélgica e Inglaterra. En la web del escultor se pueden encontrar las ubicaciones exactas.
Hacer un poco de ridiculous art tampoco está mal, no?

Como soñar con ser rubia natural…
Todavía teníamos suficiente tiempo antes de almorzar para darle la vuelta al Gianicolo, un gran pulmón verde ubicado detrás del Vaticano y considerado la octava colina de Roma, por lo que para llegar hasta ahí enfrentamos todo el camino en subida, no tan dramática pero subida al fin.
¿Qué ver en el Parque del Gianicolo?
De camino al Gianicolo, y a unos 800 metros de la Basílica Santa María in Trastevere, se encuentra la Iglesia San Pietro in Montorio. En su patio interior hay un templete circular donde, según cuenta la tradición, fue crucificado San Pedro. A pedido de él lo hicieron cabeza abajo ya que sentía que no era digno de compartir el mismo martirio de su maestro Jesús. Fueron los Reyes Católicos Isabel y Fernando quienes donaron dinero para la reforma de esta iglesia.
Hoy en día también funciona la Real Academia Española y es puerta de entrada para conocer el patio interior de esta iglesia y el templete realizado por el arquitecto Bramante. Éste utilizó una tipología de templo circular rodeado de 16 columnas de estilo dórico. El número no era caprichoso, 16 es conocido como un número perfecto. Se le dedicaba este modelo a los héroes y San Pedro fue el héroe del cristianismo, fue el primer Papa y cimiento de la iglesia romana.

San Pietro in Monotorio – Templete de Bustamante dedicado a San Pedro.
¿Dónde está el punto más del Gianicolo?
En el punto más alto del Gianicolo, y a 700 metros de la iglesia anterior, se encuentra el Monumento dedicado a Giuseppe Garibaldi y a su esposa Anita, realizado en bronce en 1932. Garibaldi fue uno de los líderes de la República Romana, declarada en 1849, que duró poco porque fue aplastada por las tropas francesas, siendo el Gianicolo el escenario de este asalto. Parece que Anita también se encontraba defendiendo su posición por lo que se ganó figurar en el monumento.

Monumento a Giuseppe Garibaldi
Para tener las mejores vistas panorámicas de Roma es necesario llegar hasta el monumento de Garibaldi, y conocido también como la Terraza del Gianicolo.
A un poco más de 400 metros está el Faro del Gianicolo, que en ausencia de mar ilumina las cúpulas de la ciudad eterna. Fue construido en 1911 a pedido de la comunidad italiana emigrada en Argentina, y su arquitecto fue nada más ni nada menos que Manfredo Manfredi, el mismo que construyó el monumento a Vittorio Emanuele II.

Faro del Gianicolo
Desde el faro faltaban descender 600 metros más para volver a encontrarnos con el río Tiber, y que el paseo por la ribera nos devolviera a la entrada de Trastevere, localizada a la altura del Puente Sixto y la Plaza Trilusa.

Puente Sixto y entrada a Trastevere
Ponte Sisto, la puerta a Trastevere
Dada su ubicación frente a Trastevere, el Ponte Sisto (Puente Sixto) es uno de los más visitados de Roma porque conecta el centro de la ciudad con el barrio de Trastevere. Tuvo varios nombres según qué Papa lo restauraba, hasta que se vino abajo y el Papa Sixto IV lo reconstruyó entre el año 1473 y 1479, de ahí toma su nombre actual. Este trabajo se llevó a cabo para la celebración del Jubileo de 1475, y así poder acelerar el tráfico de peregrinos hacia la Basílica de San Pedro. El detalle de su agujero central es para disminuir la presión del agua en caso de crecida.
¿Dónde comimos en Trastevere?
Ya el hambre del mediodía nos venía atacando los talones y decidimos ir en busca de una recomendación que recibimos para almorzar en el restaurante L’Antico Moro. Nos llevamos la sorpresa de encontrarlo cerrado, y como buen argento empezamos a bendecir al dueño del lugar despertando las sospechas de un señor que estaba justo en frente, en compañía de un purito. Éste nos pregunta: ¿ustedes son argentinos? Ya no había chance de negarnos y nos pusimos a conversar. Nos terminó recomendando un lugar bien local para almorzar y nos dijo «andá que hacen los mejores ñoquis» y a mi esa frase me tocó el corazón.

Trattoria Da Augusto
Se llamaba Trattoria Da Augusto. ¿Qué pedí? ñoquis. La comida nada del primer mundo, pero estábamos en un ambiente bien local: un espacio chico en el que es altamente probable quedar atrapado entre las hileras de las mesas, que casi casi comés con el vecino de la mesa de al lado. Mantel de papel (pero sin crayón) y la dueña una tana que me la juego que era napolitana. El pan lo cobran aparte. El baño es único, para todos y todas, y es una letrina. Este boliche, a diferencia de otros, estaba lleno de gente y muchos parecían conocerse. ¿Conclusión? Si ves otro lugar que te tienta más que este, andá porque no puede resultar peor.
Vía Giulia, la calle fotogénica de Roma
Yapita del paseo: Para borrar el recuerdo de la letrina y el carácter napolitano de la dueña del restaurant, traicionamos el barrio de Trastevere para cruzar el Puente Sixto hacia Roma. Ahí se abre la Via Giulia que son unos 300 metros muy fotogénicos. Aprovechamos que estábamos ahí para ir en busca de las tarjetas Omnia Card, dado que las utilizaríamos al día siguiente para viajar y visitar el Vaticano.
La Via Giulia es como una extensión de Trastevere por lo linda y tranquila que es esta calle.
Tutorial para tomar agua en un bebedero romano: tape apenas el orificio de salida del agua y ésta inmediatamente saldrá por un orificio menor ubicado en la parte superior de la canilla. Cierre los ojos si no entendió la explicación o mire el explicativo debajo.
Dimos por terminado el día para ir a disfrutar de nuestra terraza romana.