Conocida como la “Capital del Silencio”, la localidad rural de Carlos Keen es ideal para pasar un día de campo junto a la familia o con amigos. Pertenece al Partido de Luján y se encuentra a 83 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires.
Día de campo ¿Dónde comer en Carlos Keen?
Siguiendo los buenos comentarios de las redes sociales elegimos ir al Restaurante El Molino.
El sistema de almuerzo es el mismo que en Tomás Jofré. Las diferencias que encontré a favor de este restaurante de Carlos Keen son:
- Se puede pasar el día desde su apertura a las 11:30hs hasta las 18:30hs.
- Al Molino le sobra parque para patear la pelota, jugar al voley, y desparramarse con las sillas y bancos que están a disposición de los comensales.
- Los chicos también tienen su cronograma de actividades si así lo desean los padres. Hay una habitación con juegos y una persona dedicada a ellos que organiza actividades programadas.
- Por la tarde ofrecen equipos de mate y tortas fritas, todo incluido en el precio del menú.
- Servicio de mesa muy organizado, con quien se convirtiera en nuestro mejor amigo “press the button” (Actualización 2019: Fui para el día del amigo y ya no estaba, pero resultaba divertido).
- Los restaurantes están alejados unos de otros por lo que es un ambiente muy tranquilo, haciendo honor a su sobrenombre de “la capital del silencio”.
Van las fotos de la envidia:
¿Cómo llegar?
En Auto y desde Buenos Aires Capital por Acceso Oeste / RN7, pasar Luján y tomar la bajada a Carlos Keen en el kilómetro 74 y continuar por ese camino asfaltado 10 kilómetros más hasta desembocar en la antigua Estación de Tren.
Origen de la localidad
Como muchos de estos pueblos del interior de la Provincia de Buenos Aires que comenzaron a crecer con la llegada del ferrocarril, Carlos Keen no sólo tuvo la suerte de quedar dentro del trayecto del ramal Luján-Pargamino, sino que en sus tierras tuvieron que instalar un depósito de agua para mejorar el servicio de las viejas locomotoras de vapor. Levantaron una casilla de madera y, sin mucho protocolo y ceremonial, una nueva estación de tren nacía en el año 1881. Mientras permaneció el tren en funcionamiento el pueblo también creció con ritmo ya que tuvieron 3000 habitantes, almacenes, varias escuelas, clubes, cines. Cuando se pincha la actividad ferroviaria, la recién trazada Ruta Nacional nro.7 ayudó a la migración de los habitantes de Carlos Keen a buscar nuevas oportunidades en otros pueblos que desarrollaban otras actividades comerciales.
¿Por qué su nombre?
Porque fue un homenaje que hizo el Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Dardo Rocha a su amigo Carlos Keen que falleció joven a causa de la fiebre amarilla. Fue abogado, político, periodista y militar y participó en la Guerra del Paraguay; pero este personaje ni tenía campos en el poblado ni mucho menos llegó a conocerlo.
¿Qué ver en Carlos Keen?
La calle de entrada al pueblo nos conduce directamente a los dos edificios de la estación de tren que se destacan por su fachada histórica. Uno de ellos se llama “El Granero”, fue construido en el año 1884 como depósito de las mercaderías y ganado que cargaban y descargaban de los carros y vagones, aunque también servía de lugar de festejos para los bailes populares de la época. Hoy funciona en él la oficina de información turística y allí exhiben muestras de arte y artesanías locales.
El otro edificio es la Estación, rodeada de la Feria Artesanal que se arma durante los fines de semana. Aquí encontramos puestos de dulces y miel de la Abadía de San Benito, alpargatas, discos y chapas para cocinar, entre otros objetos.
El turismo y la gastronomía hicieron resurgir a Carlos Keen logrando que en el año 2003 fuera declarado “Poblado Histórico” por la Comisión Nacional de Monumentos y Sitios Históricos.