El Teatro Colón es reconocido por ser uno de los mejores teatros del mundo, por su calidad acústica, y el valor artístico de su construcción. Conocerlo a través de una visita guiada, es tan interesante como presenciar alguna de sus obras. Además está ubicado en lo que podemos decir «el distrito de los teatros», concentrados en su mayoría sobre la Avenida Corrientes.
La entrada principal no es la que creía
Creía que su entrada principal era la de Cerrito 628 pero no, porque para la época en que se inauguró el Teatro Colón la Av. 9 de Julio no estaba abierta todavía. Por eso entré a visitarlo por Libertad 621, como era en sus primeros años.
Tres arquitectos y un estilo ecléctico
Tres fueron los arquitectos que aportaron sus criterios para la construcción y decoración del teatro, dándole así un estilo ecléctico. El primero y a quien se le asignó el proyecto fue al italiano Francesco Tamburini en 1880, quien pudo recién en 1890 comenzar con la obra, pero muere al año siguiente. Lo sucede su socio Vittorio Meano (autor del Congreso de la Nación) que avanza con la obra hasta 1894, pero luego algunas crisis financieras hacen que el proyecto se vea paralizado. En 1904 Meano es asesinado en su casa y lo sucede el belga Jules Dormal quien termina la obra. La construcción del edificio llevó alrededor de 20 años, y la intención era inaugurarlo el 12 de octubre de 1892 conmemorando el cuarto centenario del descubrimiento de América, pero no pudo ser.
La primera función del Teatro Colón
El Teatro Colón es finalmente abierto al público un 25 de mayo de 1908, siendo la Ópera de Aída de Giuseppe Verdi la primera función del teatro en su sala principal, a pesar de ser la obra de Otello, también de Verdi, la que se había ensayado durante mucho tiempo para abrir la temporada. Algunos dicen que el cambio de obra se debió a la figura principal de Otello se encontraba afónica, y otros que los actores no querían salir a escena, porque consideraban que inaugurar un teatro traía mala suerte. Cualquiera fuese la razón, tuvieron que salir a montar Aída a toda velocidad con un elenco de segundo orden.
¿Qué destaco de la visita al Teatro Colón?
Salón de los Bustos
En las esquinas del techo de este salón los arquitectos plasmaron símbolos de la Masonería como triángulos musicales, trompetas y partituras, y así como el busto de Mozart sobre la puerta de ingreso al salón principal.
Salón Principal
Cada uno a su lugar. En la del Salón Principal se puede ver cómo se ubicaban a los distintos estratos sociales según su situación y condición. Las viudas iban al palco con reja que se ubica por debajo del nivel de la platea. A los costados del escenario están los palcos del Presidente y Jefe de Gobierno de la Ciudad, aunque no tienen la mejor vista, sino que el mejor lugar está reservado para el palco de los Diplomáticos, y es el que está ubicado en el centro y al frente del escenario.
Las lamparitas de los palcos cuentan que a mayor cantidad de lamparitas en los apliques, más cara es la entrada que se paga, y por lo tanto los palcos superiores son más económicos.
El salón tiene forma de herradura y su capacidad es de 2.478 localidades. La cúpula del teatro fue originalmente pintada por el francés Marcel Jambón, pero en el verano de 1930 se dañó con filtraciones de humedad después de un baile de carnaval. Fue un día muy caluroso por lo que se les ocurrió colocar barras de hielo sobre la bóveda del edificio para que el agua helada enfriara los radiadores. Pocos días después las pinturas de la cúpula comenzaron a agrietarse y se perdieron para siempre. Durante más de treinta años ese espacio estuvo pintado de ocre. Hasta que por sugerencia de Manuel Mujica Laínez, la cúpula se volvió a pintar por Raúl Soldi en 1966.
Plaza Lavalle, el escenario natural del Teatro Colón
Saliendo del Teatro Colón por la entrada principal de la calle Libertad 621, se encuentra la Plaza Lavalle. Son tres manzanas, y su nombre lo recibe en memoria al General Juan Lavalle que, además de su trayectoria, fusiló a Manuel Dorrego. Resulta que en una porción de la plaza se encontraba el Palacio Miró, donde vivía la familia de Dorrego, y que al morir, se levanta en la plaza una columna en memoria de Lavalle. La familia de Dorrego tuvo que tapiar las ventanas del palacio para evitar la visión directa al monumento. El Palacio Miró fue derribado en 1937, pero el monumento aún sigue en pie en la manzana central de la plaza.
Una de las esculturas que más se destaca, tal vez por su cercanía al Palacio de Justicia, es el homenaje al Ballet Nacional en memoria a los nueve integrantes del Ballet Estable del Teatro Colón que fallecieron en el accidente aéreo de 1971.
Palacio de Justicia de la Nación
En frente se levanta imponente el edificio del Palacio de Justicia de la Nación, Sede de la Corte Suprema.
Mirador Massué
Ubicado al lado del Palacio de Justicia. En el primer balcón y en el remate de la torre se ve la aplicación del art nouveau, caracterizado por el uso de ornamentos con formas de flores y naturaleza. Pasó el tiempo y otros dueños lo adquirieron para demolerlo y levantar un edificio de oficinas, pero gracias a que hubo un sector de la sociedad que se opuso, decidieron conservar la torre, y es así cómo hoy se ve la combinación de lo moderno con la fachada vidriada y la torre original.
Teatro Nacional Cervantes
En la esquina opuesta al Mirador Massué, es decir en las calles Libertad y Av. Córdoba se encuentra el Teatro Nacional Cervantes. Fue inaugurado el 5 de septiembre de 1921 cumpliendo el sueño de dueña la actriz española María Guerrero, quien junto a su esposo invirtieron toda su fortuna para construirlo. Como no tenían muchos recursos para terminarlo, lograron convencer al Rey de España Alfonso XIII para que enviara elementos artísticos como: azulejos, pisos, puertas para los palcos, butacas, espejos, bancos, rejas, herrajes, lámparas, pinturas al fresco para el techo del teatro, cortinados, y el telón. , prestigiosos círculos sociales porteños aportaron ayuda material al teatro. Terminó como teatro Nacional y ya saben por qué la sala principal se llama María Guerrero.
Avenida Corrientes y el distrito de los teatros
La seguidilla de teatros continúa en la Avenida Corrientes que nace en el Barrio de Puerto Madero y finaliza en el de Chacarita. Su nombre fue dado en homenaje a la primera ciudad argentina de Corrientes que apoyó la Revolución de Mayo.
Recorrida por la línea B del Subterráneo, la Avenida Corrientes es uno de los ejes principales de la Ciudad de Buenos Aires, y se la conoce como “La Calle que nunca duerme”, debido a que entre las calles Esmeralda y Av. Callao concentra librerías, teatros, pizzerías y bares notables.
Me gusta decir que la Avenida Corrientes es el distrito de los teatros y entre los más nombrados se encuentran: Teatro Gran Rex (construido por el mismo arquitecto que realizó el Obelisco, Alberto Prebisch. Es el teatro de los grandes espectáculos musicales), Teatro Ópera, Teatro Broadway, Teatro General San Martín (también suelen ofrecer visitas guiadas), Teatro Lola Membrives, Teatro Astral, Paseo La Plaza.
En los últimos años del siglo XIX la calle Corrientes era angosta, empedrada y tenía un tendido de rieles por los que circulaban los tranvías tirados a caballo de la empresa La Capital, y que luego fuera reemplazada por la empresa Lacroze con sus coches a cielo abierto y largos bancos de madera. En 1936 con el cuarto centenario de la fundación de la ciudad de Buenos Aires, se inauguró el ensanche de la calle Corrientes convirtiéndola en Avenida.
Un símbolo como la calle Corrientes nos lleva a otro gran símbolo e ícono de Buenos Aires, un equivalente a la Torre Eiffel de París, el Obelisco… pero él ya tiene su post 🙂